Después que los Turcos asumieron el control de Constantinopla en 1453 D.C., transformaron Santa Sofia en una mezquita y fueron agregadas a él cuatro torres llamadas de minaretes (torres altas y finas cerca de la iglesia). Rehabilitaron Santa Sofia varias veces debido a daños causado por una serie de terrémotos. En 1934, el fundador de la república turca, Mustafa Kemal Ataturk, estableció que el monumento sería un museo y que no habría servicios dentro del monumento. Ni los cristianos ni los musulmanes podían celebrar oraciones dentro de Hagia Sophia. Así que desde 1934 hasta mediados de 2020 el monumento no fue ni una iglesia ni una mezquita, sino un museo. Durante todos estos años se pudo apreciar la decoración tanto cristiana como musulmana del monumento. Fue muy interesante poder ver a estas dos religiones convivir en paz dentro de un espléndido monumento como Santa Sofía. A mediados de 2020 el gobierno turco decretó que el museo de Hagia Sophia se convertiría en mezquita y hoy hay celebraciones religiosas dentro del monumento. No se cobran entradas, todo el mundo tiene que quitar los zapatos al entrar y las mujeres deben cubrir la cabeza con una pañuelo. Lamentablemente, no se pueden apreciar los hermosos mosaicos bizantinos que datan del siglo IX, porque los musulmanes no son idólatras (no aceptan imágenes dentro de mezquitas).
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